Hoy tengo en mis manos aquel libro que me regalaste.
Tengo miedo de abrirlo y volverme a emocionar, como me emocione el primer día que lo abrí.
No es por el argumento del libro, ni tan siquiera es por los personajes y mi empatia por ellos, es simplemente por lo que conlleva ese libro, por el significado que tiene en nuestras vidas.
Ese libro lleva en mi vida más de dos años, pero parece que lleve en esa estantería toda la vida.
Recuerda tus palabras al regalármelo un día cualquiera, me pediste que cuando llegase a la página 450 estuviera metida en tu cama, con mi moño a medio hacer, con la nariz puntiaguda y roja, con las lágrimas derramándose por mi cara ( como si estuviera sola) emocionandome con ese libro que tu elegiste especialmente para mi. Me pediste que estuviera a tu lado, porque eso significaría que estaría contigo y cerca de ti, que te dejaría ver mi verdadero yo y que en ese momento me amarías más que nunca.
Hoy estoy llorando y no como me pediste, tengo miedo de seguir leyendo, ya voy por la página 449 y hace más de tres meses que tu ya no estás en el lado izquierdo de la cama, ni siquiera tomando café en la mesa a las 10:00 am.
Lo único que se es que me gustaría cumplir la promesa, así que dejaré ese libro estancado en mi estantería. Te pido que vuelvas, soy capaz de darte más amor del que jamás nadie pueda darte, eso tenlo por seguro.

Pd: me gustaría saber como acaba la historia de Rachel y Lian, así que por favor vuelve pronto.
Mi lado izquierdo de la cama te pide a gritos, pero no más que yo.