Se levantó y la verdad es que la escuche perfectamente aunque preferí hacerme el dormido, pues si ella decidía irse de esa forma estaba dejando claro que precisamente quedarse hablando conmigo no quería.
La verdad es que tuve la intención de ofrecerle un café aunque no se como hubiese reaccionado a un no de su boca. Por eso mismo me quede en la misma postura en la que estaba, haciéndole creer que estaba dormido plácidamente, ella se levantó; estaba totalmente desnuda y empezó a buscar sigilosamente su ropa por toda la habitación.
Cuando ya había encontrado absolutamente todo hasta la pinza de mariposa del pelo, se quedo quieta pues no escuche ni un solo ruido durante al menos dos minutos, pero notaba su respiración. Imaginé que me miraba con rabia o quizás con dulzura, la verdad es que es algo que no sabré jamás.
Pasados esos dos minutos se dispuso a irse, ni siquiera escribió una nota como antaño. Se fue sin más.
En cuanto escuche la puerta, me levante en busca de esa nota que no escribió, busqué cualquier excusa en las sábanas para hacerla volver, creo que aquel momento me arrepentí de no haberle ofrecido ese café.
Nuestra historia lleva mucho tiempo atascada, la verdad es que ya no somos los mismos de antes.
Ella ha cambiado radicalmente y eso no la ha empeorado, al contrario, me tiene más enamorado.
Aunque nunca se lo he confesado.
Me dejaría de ver, no le gustaría saber que yo estoy enamorado de ella, según ella rompería toda esta magia que tenemos. Opino que sin mi amor hacia ella, esta magia se hubiera convertido al tiempo en simple sexo, y yo le doy más que eso. Ella lo sabe, solo que no quiere asumirlo. Le gusta. Me ama. Lo sé.
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